miércoles, 18 de junio de 2008

Sobre la Pobreza

La peor pobreza es la del pueblo en decadencia que tuvo tanto y lo perdió; que miró, sintió, olió, saboreó, escuchó y dijo lo que ahora no puede repetir; el pueblo que vio pasar la modernidad, el dinero, el lujo y la comodidad, pero que repito, vio pasar, sin poder detenerla, o querer detenerla, o estar muy ocupado para detenerla, y con su partida perdió hasta la educación, los valores y las maneras…
El significado de la palabra pobreza es muy amplio: la pobreza material, contempla a aquellos que heredaron un pasado de errores que hoy les cobra lo que nunca tuvieron, lo que nunca tendrán y lo que nunca podrán dar a sus hijos; la pobreza espiritual vive en aquellos que pueden tener el dinero, que pueden tener el poder, pero que su propia ignorancia y su paupérrima alma no dejarán usar para provecho; finalmente la pobreza afectiva, la padecen quienes han visto partir a su familia, a sus amigos, a su vecino… a todo el que tuvo que decidir entre dejar la patria o morir con el enemigo en casa.
La peor pobreza es la del que ha perdido el rumbo y hasta las ganas. Sólo en la peor pobreza el hombre se da cuenta de que aún perdiendo todo y a todos, la dignidad del hombre sigue intacta, la libertad sigue siendo su mejor arma y la esperanza el único camino.

viernes, 13 de junio de 2008

La noche


Algo tiene la noche que despierta el apetito intelectual…basta con cerrar los ojos para que aparezcan preguntas, para tener la certeza de las respuestas, para que las palabras se hagan sabias y el pensamiento fluya a través de un hilo tan sutil y a la vez prodigioso, que parecemos perder noción de los sentidos para quedarnos con la iluminación providencial que guían nuestras ideas en una verborrea de sabiduría.
La noche cobija al erudito bajo un manto chispeante de incógnitas por develar… la esfera brillante, redonda, musa del lobo, inspiración del enamorado y aposento del loco es testigo omnisciente de esa metamorfosis en la que todos nos debatimos, entre el sueño y la vigilia, el consciente y el inconsciente.
¿Por qué solo bajo el efecto somnífero de la noche nos atrevemos a pensar libremente? La noche nos regala la paz, nos regala el silencio, y con él el encuentro con uno mismo; la noche es escenario de fantasias y juicios, de inventarios y planes. Las sombras de la noche dan cabida a una conversación interior, solo tú contigo y los pensamientos reprimidos del día, las ideas del inconsciente, la recopilación de imágenes del día... Entonces las ideas comienzan a surgir y el pensamiento cobra vida propia y en un delirante monólogo intrínseco descubrimos lo coherentes de los disparates que dicta la cabeza.
El pensamiento racional y lúcido es realmente atrevido y disparatado. La verdad se esconde tras máscaras, detrás de lo irracional esta la verdadera esencia de lo racional porque la verdad sin su opuesto no sería verdad, porque necesitamos de las falsas verdades para reconocer a la única, la magnífica razón de las cosas.

jueves, 12 de junio de 2008

Prohibido olvidar


Muchas veces es necesario ver las cosas desde afuera, en frío, asumiendo una actitud “neutral” para poder entenderlas. Tantas voces creyendo tener potestad para argumentar sobre cuestiones de las que tienen vagas ideas, nos confunden. Oímos tantas cosas al mismo tiempo que nos es imposible seguir alguna, no entendemos lo que nos dicen, mezclamos ideas, creamos mitos y al final terminamos por alterar la realidad. Vivir en un continuo debate nos ha acostumbrado a enfocarnos más en las palabras que en los hechos. Nos interesa más el quién que el qué, se nos olvida el motivo de nuestra lucha y terminamos por espectacularizarla. Escuchamos las noticias, nos escandalizamos, protestamos unas cuantas veces y luego nos acostumbramos; lo dejamos pasar por alto, sabemos que el problema está allí pero en vez de seguir haciéndole frente, nos adaptamos a él.
Después de años de absentismo político, los venezolanos nos dimos cuenta de lo importante que es para una sociedad participar activamente en la política. Superamos la falacia de “yo no soy político” porque todo ciudadano que se considere como tal y que busque defender sus derechos debe preocuparse de ese horrible monstruo con el que no queremos involucrarnos: la política.
Pero estamos ahora en presencia de un nuevo fenómeno, la “represión por costumbre”. ¿Por qué nos parece tan normal los rutinarios robos en las colas de la autopista o los secuestros express? ¿Cómo es que comenzamos a tolerar el cierre de RCTV y las continuas amenazas que el Gobierno hace a medios de comunicación y periodistas? ¿Por qué ya ninguna de las ocurrencias del Gobierno nos sorprende? Las noticias sobre la situación de Venezuela conmocionan a la opinión internacional pero si se le pregunta a alguien que viva en el país contestan: no, aquí todo está "normal". Y eso es lo más peligroso, que todas las violaciones a nuestros derechos, que la inseguridad y la inestabilidad política, social y económica ya nos parecen normal, es el pan de cada día. Y ésa es su estrategia inculcarnos la costumbre de la represión.
Por ahora, se ha paralizado la famosa “Ley de inteligencia”, ¿pero qué pensamos hacer cuando corrijan la ley y la vuelvan a publicar? ¿salir a marchar, ver como se ríe el gobierno de nosotros como oposición, y al final resignarnos?. Todos volvemos a las rutinas del trabajo, la universidad o lo que hagamos, y olvidamos todo el asunto. No se trata de paralizar nuestras vidas y quedarnos en blanco por los problemas políticos que afronta el país, pero lo que no podemos es perder nuestra memoria colectiva como pueblo que ha sido agredido e irrespetado por un gobierno que se ha dedicado a cercenar nuestros derechos. Lo que no podemos es olvidar, olvidar a las víctimas del 11 de Abril, a los despedidos de PDVSA, el cierre de RCTV, la politización de las Fuerzas Armadas y las Instituciones Públicas, las expropiaciones, los perseguidos políticos, NO PODEMOS OLVIDAR. Porque ese es el motivo de esta lucha, porque podemos estudiar para los finales pero no podemos estar desinformados de lo que pasa, porque podemos pasar días trabajando en proyectos de la universidad pero no podemos dejar de manifestar nuestra opinión, porque podemos salir a “rumbear” pero no podemos olvidar que TODOS tenemos un problema más grande que solucionar, un problema en el que debemos seguir trabajando, porque puede que de no solucionarse, las horas de estudio, trabajo y rumba sean en vano.
El estar lejos de mi país me ha hecho entender muchas cosas, dos cosas caracterizan al venezolano que vive en el extranjero: una gran impotencia por no estar allí al pie del cañón y una sed de conseguir todas las herramientas necesarias para volver, y construir el país que queremos, mejor dicho que merecemos. A todos los venezolanos en Venezuela o fuera de ella ¡PROHIBIDO OLVIDAR!

miércoles, 11 de junio de 2008

Hablando de sinceridad


Abrí este blog, gracias al consejo de una persona que sin saberlo (algún día le daré las gracias) me ha inspirado de muchas maneras. Con "la alcachofa" pretendo seguir haciendo lo que he hecho desde hace mucho tiempo, pero con la esperanza de que alguien (y ojalá nadie que conozca personalmente) lo critique, lo destroce y me ayude así a hacer lo que más me gusta hacer. Cuando surgió el fenómeno de los blogs decidí que eso no era para mí, porque yo escribo para expresar cosas que sólo puedo hacer de esa manera, y lo que escribo siempre ha sido muy mío, no para ponerlo en internet y promocionarlo por facebook y msn. Me molestaban de sobremanera los bloggeros, desde el momento en que se comercializó el blog (sí, es como la música algunos la sienten y algunos la venden). Pero con el tiempo descubrí que hay dos tipos de bloggeros: los sinceros y los llamativos. Empecemos con los llamativos (tengo una manía de dejar lo mejor para el final). Los llamativos son aquellos en busca de un poco de atención; no paran de contarle a la gente que escriben y tienen un blog, aprovechan cualquier oportunidad para pedirle a los demás que se metan en su blog, y lo peor, escriben sólo para ser leídos. Los llamativos son los que han prostituido el arte de escribir; escriben por una moda y en un desesperado intento por escribir algo digno recurren a lo siniestro,lo morboso, lo macabro, la tristeza, el fatalismo, y alli vienen las palabras rebuscadas, las explicaciones innecesarias en fin cualquier herramienta que les de ese toque de escritor bohemio new age, de "intenso". Luego estan los bloggeros sinceros, aquellos que sienten un extraño amor por la palabras, esos que se identifican con el arte de escribir, o simplemente que sueñan con intentarlo o llegar a serlo. No importa si son sofisticados o rudimentarios al escribir. Los sinceros, son aquellos que tienen algo que decir, o que simplemente necesitan decir algo, honestamente, desde adentro. Con este espacio quisiera decir lo que a veces no digo, quisiera descargar tanto como el papel ( digo el blog) aguante, no para que me alaben mis conocidos; es un ensayo, una prueba de comunicación y de expresión.

Vida en prosa

Dejarse arrastrar por la más recóndita inquietud de la inconsciencia.
Miramos al infinito, vacío de la nada, tratando de ver algo que no sabemos que es pero que nos llama. Cerramos los ojos y se dibujan en nuestra cabeza mil fragmentos de la vida, pequeños detalles que aún conservamos, recuerdos que no se van, palabras que no se llegaron a borrar, momentos que persisten en el tiempo junto con los que adivinamos por venir.
Agudizamos el oído a la espera de una palabra que nos oriente, de una voz que nos dicte la receta. Esperamos ansiosos, respiramos profundo y nos concentramos en la llegada de ese anhelado momento. ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué vamos a decir? ¿Qué oportunidad aprovechar? ¿Qué riesgo correr? ¿Qué tren tomar?
Y ahí nos encontramos …
-Hola, ¿Cómo estás?-No sé…muy temprano para decir y otro día ya se pasó…
Entonces abrimos los ojos, escuchamos el estruendoso silencio de la nada, percibimos el olor del presente y nos damos cuenta como ese mismo instante, de un chispazo, se convierte en pasado, tan fugaz, tan único.
Que si seguimos esperando por nuestro barco nos quedaremos anclados en la isla del “qué hubiera pasado si…”, a la sombra del “no me atrevo…” recostados sobre las arenas de nuestros sueños sin cumplir, bajo una lluvia de dudas que se precipita sobre nuestros deseos, humedeciéndolos, quitándoles su consistencia, haciéndolos frágiles y cada vez más lejanos.
Es ahí, sólo ahí, cuando comprendemos que ese momento es ahora.