martes, 31 de marzo de 2009

Arte


El arte es inherente al hombre, forma parte de su naturaleza y de su manera de entender el mundo. Desde las cuevas de Altamira hasta los últimos movimientos contemporáneos el hombre ha dejado un legado artístico producto de su cultura y de su historia, que permanece a través del tiempo intacto, perfecto e imponente porque es producto del alma. Sin reglas absolutas ni códigos preestablecidos, nos ofrece el regalo más preciado: la libertad para crear a nuestro antojo, para darle rienda suelta a la imaginación, para materializar nuestros sentimientos y darle consistencia a nuestros impulsos; por ello nos atrae y nos mueve, porque lo entendemos y nos entiende, en una relación reciproca que enriquece el alma del espectador y la inmortalidad de la obra, no necesita explicaciones ni reglas, es un encuentro abstracto que nos llena. El arte es la expresión más sublime del sentir humano, le precede y le trascenderá porque es ese grito colectivo en el que se unen hombres de todos los tiempos, de todos los lugares y todas las épocas. De la mano, el hombre y el arte, han conquistado el mundo; todo lo hemos convertido en arte: la ropa que nos ponemos en la mañana, la música que escuchamos camino al trabajo, una escultura en la calle, una poesía pegada en la pared, Una pareja que baila en la esquina, la arquitectura de los edificios más modernos o los más antiguos, el arte nos rodea. En un mundo acelerado, estresante y vertiginoso, el arte ofrece una salida un escape que permite el encuentro entre los seres humanos, el arte nos brinda un respiro, nos deleita con su belleza, nos inspira, somos cuerpo alma y arte.

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