domingo, 5 de abril de 2009

Realismo Mágico en el Periodismo Parte I


De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española el reportaje es un “trabajo periodístico de carácter informativo”, mientras que la novela es una “obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos, de caracteres, de pasiones y de costumbres” Sólo un profesional del periodismo con un “master” de genialidad en literatura podría fusionar estos dos géneros que poco tienen en común pero que sin embargo, juntos componen un grandioso best seller: Noticia de un Secuestro.
Una obra adaptable al ánimo y preferencia del lector. Para los que se dejan llevar por la emoción, está la novela que despierta sentimientos, que mantiene el suspenso, y sumerge a quien sigue sus páginas, en una historia tan sutilmente narrada que nos convierte en testigos casi omniscientes de los sucesos. Para los racionales de mente y espíritu, está el reportaje, real, documentado, una verdadera disección del argumento, en todos sus aspectos: social, político, económico, etc.

Ya en el tema que escoge García Márquez para su “reportaje novelado”, se ve una intención periodística. Es algo que fue noticia: El secuestro de los 10 periodistas en Colombia en el año 1990. Pero con un grado añadido por la vigencia que aún tenía para la época en que fue escrito el libro, y por la vigencia que aún tienen en Colombia los secuestros.

El interés humano es un factor presente a lo largo del relato, la historia apela al interés de los lectores mediante la empatía. “El Gabo” se centra en la vida de cada uno de los secuestrados, de sus familias, de todos los involucrados en el proceso e incluso en la opinión pública colombiana; además apela a las emociones para conseguir la atención del lector que se identifica a través de situaciones humanas “Se habían conocido diecinueve años antes en una reunión de trabajo cuando ambos eran publicistas juveniles ≪Alberto me gustó de una≫” (Noticia de un secuestro pág. 250). También se puede observar un interés noticioso, como el propio nombre lo indica se da la “noticia de un secuestro”, de este secuestro en particular que García Márquez llegó a conocer a fondo y que dio a conocer al mundo en primicia. A pesar de que el hecho había ocurrido seis años antes y ya había sido recogido por los medios, el autor nos muestra un nuevo ámbito: la noticia desde adentro, con todos sus vericuetos y pormenores.

En Noticia de un secuestro el trabajo documental es minucioso y exacto. García Márquez pasó tres años completos en la labor investigativa: “El reto era jugar limpio. Lo que yo quería era escribir un reportaje con todas sus leyes, y en ellas no cabe la invención. Hoy me alegro: el libro no tiene una línea imaginaria ni un dato que no esté comprobado hasta donde es humanamente posible” comenta el Nobel colombiano en una entrevista para Cambio 16. Examinó documentos escritos durante el cautiverio (el diario de Diana Turbay, los apuntes de Pacho Santos), escudriñó los archivos del gobierno, de los medios, etc. y ahondó en los recuerdos de todos aquellos involucrados con la historia, que quisieran hablar.
Nos consta que narra una historia real, no sólo porque él mismo nos habla durante el libro de las diferentes entrevistas que realizó “Sobre todo las familias de las dos rehenes muertas –Marina Montoya y Diana Turbay-, y en especial a la madre de ésta, doña Nydia Quintero de Balcázar, cuyas entrevistas fueron para mi una experiencia humana desgarradora…” (Noticia de un secuestro pág. 7) o porque en diferentes ocasiones ha hablado de las reuniones y entrevistas que concertó con protagonistas y testigos de los secuestros: “Mientras ellos (periodistas norteamericanos) conversaban con los Ochoas, yo aprovechaba para hablar con cada uno de estos por separado sobre las dudas que aún me quedaban. Las mandé en primer borrador cuando lo tuve listo y ellos no solo me hicieron anotaciones muy pertinentes, sino que me corrigieron datos equivocados y me dieron otros nuevos” (entrevista para Cambio 16 )
El trabajo de investigación se evidencia a lo largo de toda la narración que no deja escapar ningún detalle comprobable y que respalda con precisión los hechos, desde el tipo de armas que utilizaban los secuestradores: “Se la habían llevado a rastras tres hombres bien vestidos, armados de pistolas de 9 milímetros y metralletas Miniuzis con silenciador…”; hasta las predicciones sobre Pablo Escobar que el astrólogo Mauricio Puerta hacía públicas para los medios colombianos “…sus tendencias: autoritarismo cruel, despotismo, ambición insaciable, rebeldía…y un desenlace terminante: muerte súbita” (Noticia de un secuestro pág. 269) Este tipo de detalles que envuelven al lector aún más en la trama y que le otorgan más credibilidad a la historia, surgen de una manera natural, por lo general cediendo la palabra a los testigos y protagonistas, que García Márquez cita con rigurosidad periodística, una veces con atribuciones directas: “ ≪Era un ambiente liviano≫, ha dicho Hero Buss”, en otras ocasiones cita fuentes anónimas: “Por decisión propia, este benefactor que ha pedido no ser mencionado con su nombre, no sólo había construido y donado la capilla…” (Noticia de un secuestro pág. 271).
Y reafirma que en este trabajo no se aventura a hacer conjeturas que no tengan una base “No es posible asegurar – sin habérselo preguntado a ella- cuál de los dos filos del poder le causó sus peores heridas” (Noticia de un secuestro pág. 88). Referencias tan rebuscadas como el estado del tiempo en Bogotá para el día del secuestro de Maruja y Beatriz: “A la una de la madrugada la temperatura en Bogotá – según el instituto de meteorología- había sido de entre 13 y 15 grados, y había lloviznado en el centro y por los lados del aeropuerto”, permiten al lector recrear las imágenes como si las estuviera observando. Esa obsesión por las cifras exactas otorgan verosimilitud al libro y recuerdan la ética con la que trabaja un reportero.

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